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Peral de Arlanza, un año más, se ha vestido de gala para festejar su fiesta mayor: San Juan.

Gracias por invitar a este pregonero que se siente hijo de Peral por origen, por su familia de sangre. Confieso, con sinceridad que me encuentro tentado de guardar silencio. Porque experimento una paradoja: Peral, y sus fiestas, no necesitan pregoneros. Hablan por sí solos.

Foto de Raúl Berzosa

Sí, no obstante, se me insiste en pregonar, debo comenzar con una frase que no es mera retórica: ¡¡Feliz cumpleaños, Peral de Arlanza!! Las fiestas patronales son el cumpleaños colectivo de todo un pueblo.

Peral hace el milagro, cada Junio, de ensanchar sus fronteras y hermanar gentes de acá y más allá de sus límites geográficos.

Peral es sinónimo de saber festejar la vida y redescubrir esperanzas y sueños dormidos.

Habitantes e hijos de este pueblo: en verdad, tenéis que sentiros orgullosos de ser, vivir y llevar el nombre de Peral de Arlanza en vuestra sangre.

Pero para quien os habla, Peral es, ante todo, sinónimo de molino y de molineros. Desciendo de molineros. Y, quiero regalaros, este año algo de lo que he ido cosechando sobre este tema. Comenzaré por los refranes y los dichos. Se afirmas cosas tan enjundiosas como las siguientes:

Cien sastres y cien molineros y cien tejedores son trescientos pillos.

Asna con pollino no va derecho al molino.

Agua pasada no mueve molino.

Ni molino sin cibera ni sin fuego la caldera.

Por demás es la cítola en el molino si el molinero es sordo.

Unos nacieron para moler y otros para ser molidos.

Es inútil luchar contra molinos de viento.

La molinera trae corales y el molinero corbatín;

¿de dónde sale tanto lujo si no sale del molín?

 

Como veis, no siempre la literatura deja en buen lugar a esta noble y ya casi perdida profesión de molineros. Y, a pesar de todo, el Molino de Peral siempre ha simbolizado en mi vida las raíces en las que mirarme, la voluntad de salir adelante y, por qué no, el servicio a un pueblo que sabe con vocación de futuro.

Por eso cambio de tercio y me atrevo a regalaros una fantasía: cierto día, revolviendo viejos pergaminos en el arcón del viejo molino de Peral, encontré uno muy especial. Lo abrí y entendí leer lo que sigue y que, con sano orgullo os transmito en esta noche mágica.

 

“En nombre de la Santa Indivisible Trinidad, esto es, Padre, Hijo e Espírito Santo. Amén. Conocida sea a todos los hombres e mulieres que en aquesto pueblo vivieren o aquesta población vinieren, tanto presentes como futuros, cómo es grande dicha e notorio privilegio barbechar e holgar en las calendas solemnes del muy glorioso San Juan.

Que todos los bien nacidos se apresten a dar generoso recado de aquesta buena nueva.

Los vecinos hijosdalgos, caballeros, infanzones, merinos, letrados, artesanos, tenderos, labriegos, clérigos, artistas del lugar, dexen la red barredera y el butrón, el arado e la azada, el trillo e la pala, la romana e la pluma, el púlpito y el pincel. Que bien merece el nuestro santo Patrón ser honrado en su festividad. E celebrarlo e festejarlo como Dios quiere e bien se merece. Festéjese con alegría e alborozo e acción de gracias tanto por propios como ajenos que en questa sacra tierra se encontraren.

A todos los varones e féminas que llegados fueren en estas fechas les sean dados pan e vino e carne. Cualesquiera que no mantuviere por sí casa, reciba posada. E todos los que pueblan la susodicha leal y noble población sean luengos e generosos en compartir bienes e heredades y sirvan donde quieran que fueren o estuvieren.

Que la dicha alegría reine entre todos. E la paz e la armonía, en fraternidad cristiana estrecha, se haga notar todos los días de la fiesta e no se dé tregua alguna a la soledad o la pérfida tristeza. Olvídense los pleitos e litigios e las rencillas e divisiones.

Que el caldo tinto o rosado bañen las calles e los corazones. E la música de dulzainas e chirimías no deje de sonar, de sol a sol, en todas e cada una de las horas.

E cualesquiera que de los propios o allegados provoquen rancuna o querimonias sean portados antes el Alcalde del Concejo para que ponga en claro cuanto el foro mandare y, si es caso, pague, en derecho, la caloña entera por revoltoso o alborotador.

Que San Juan guarde la fe e los valores que aquesto pueblo a gala dice tener.

Questo corto e sabio testamento se ha dado con validez secular hasta el fin de los tiempos y se confirme cada Junio e para conocimiento e remedio del cuerpo e alma de pobres e ricos, de letrados e iletrados”.

 

Hasta aquí el pergamino. Este pregonero debe guardar silencio ya. Y lo hace lanzado un grito a favor de la utopía y de la esperanza, en estos tiempos de crisis y escepticismo.

Me apresto, parafraseando al Poverello de Asís, a recordar unas palabras genuinas: hijos e hijas de Peral, sed instrumentos de paz, en estos días grandes de las fiestas, y siempre. Donde haya odio, poned amor; donde haya ofensa, poned perdón; donde haya discordia, poned armonía; donde haya error, poned verdad; donde haya duda, poned fe; donde haya desesperación, poned esperanza; donde haya tinieblas poned luz; donde haya tristeza, poned alegría.

Tened el corazón alegre de un niño y la resistencia de la piedra del molino. Conservad la frescura de las aguas del Arlanza y la solidez y austeridad de sus tierras.

Vecinos y vecinas de Peral, decid conmigo: ¡Vivan las fiestas de San Juan! ¡Viva la concordia, la alegría y la fraternidad! ¡Viva Peral y sus gentes! ¡Felices Fiestas Patronales 2009!

+ Raúl Berzosa Martínez, Obispo Auxiliar y Administrador Diocesano de Oviedo